En un #ConcursoJusto siempre hay dos tipos de jugadores: El cliente y la o las empresas que presentan sus servicios y como en toda relación existen unos códigos de conducta invisibles pero que son distinguibles en una relación y que cuando están en armonía son “Fair Play” o juego limpio.
No hay unas reglas escritas en piedra para seguir unas pautas mínimas de deportividad, pero ya metidos en deporte, sí que hay una serie de acciones que se pueden extrapolar y solo son conductas de puro sentido común ético, al que se le pueden añadir otros más legalistas que están en la Ley de Competencia Desleal.
- Los adversarios también son tus compañeros y amigos – en nuestro caso, el adversario es otra empresa que compite y que pueda tener las mismas necesidades, retos y complejidades que cualquiera de las que participa y que además es un representante de un colectivo que lucha cada día para ponerse en valor.
- Compite sin provocar lesiones y colabora cuando se produzcan – Competencia limpia, sin puertas traseras, sin negociaciones escondidas, sin “dumping” en resumen.
- Valora el buen juego y el esfuerzo – La puesta en valor colectiva te hace más fuerte. El trabajo, los esfuerzos, la inversión en recursos y personas, el compromiso, son aspectos cuya valoración no difiere de unos y otros. Todos ponen la carne en el asador en la medida de sus posibilidades. Todos ponen su pasión e interés en lo que hacen con el mismo objetivo.
- Tan importante es ganar como saber perder – Un buen proceso, aunque se pierda, siempre se gana: en aprendizaje, en conocer al otro, en establecer relaciones y también en un proceso de autoevaluación.
- Comparte el éxito con los demás - Compartir es de ganadores, porque hoy tienes éxito, pero mañana quizás no y lo que construyes en el camino se puede convertir en muletas en las que apoyarte o en agujeros en lo que caerte.
- El respeto forma parte del juego - Sin adversarios no hay partido. La competencia es un acicate para la creatividad, para el pensamiento estratégico, para el trabajo en equipo, pero siempre desde la ética, sin aprovecharte del otro, sin copiar descaradamente al otro, sin oportunismo.
- El juego limpio hace más justo el resultado.
Las necesidades de unos no son las de otros, y el “quítate tú que me pongo yo” es muy humano, pero también cortoplacista y termina retratando al que lo realiza.
Si queremos respeto, lo primero es respetarnos a nosotros mismos.
La unión de todos en ese “fair play” y también ante posiciones de exigencias desequilibradas que afectan a nuestro sector nos hace más fuertes, sólidos y por supuesto respetados.
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